Te preguntarás quién es el Tato*. La respuesta es nadie, y todos.
Lo importante es que le hemos puesto un nombre propio.
Una manera de atraparte. Así son los relatos.
Te has preguntado alguna vez ¿por qué unas ideas de negocio suenan a ruina y otras a dinero en metálico? ¿Por qué hay personas que convencen más rápidamente que otras? ¿Cómo consiguen hacernos vibrar algunas presentaciones? Y especialmente, ¿Por qué hay campañas publicitarias que recordamos de memoria y otras las olvidamos en el acto?