Desde el inicio de los tiempos el ser humano se ha preocupado de cómo contar historias. Frente a una hoguera a la luz de la luna; a un niño para que le entre sueño o para abrirle los ojos al mundo; a una pareja con la intención de seducirla; a unos padres que nos exigen una explicación al retraso.
Contar historias es una acción casi tan necesario como respirar, beber o amar. Y escuchar historias, también. La rana que se convierte en príncipe nos acompaña desde niños. El hombre del saco nos atormenta desde la misma distancia. Un zapato de cristal se convierte en el símbolo del sí quiero.
Ya lo decía el escritor y director de cine Paul Auster:
«Necesitamos desesperadamente que nos cuenten historias. Tanto como el comer, porque nos ayudan a organizar la realidad e iluminan el caos de nuestras vidas».
Motivos para contar una historia
Pueden ser múltiples y variados, pero el principal es la necesidad de comunicar algo, y querer hacerlo de una manera especial, que se recuerde en el tiempo.
Veamos otras motivaciones:
• Para entender, algo o a nosotros mismos.
• Para divertirse o divertir a alguien.
• Para desahogarse. No siempre vale con gritar al viento.
• Para informar de una manera entretenida.
Inspiración para escribir una historia
Nuestro día a día está lleno de estímulos. De cualquiera de ellos puedes sacar la inspiración para contar una idea.
• Un diálogo que escuches en el Metro o en la cola del supermercado.
• Una noticia en la prensa que te llame la atención por única o extravagante.
• Una anécdota que te cuenta un amigo.
• Un pasaje especial de la novela que estás leyendo que te anima a escribir.
• Un recuerdo que exige salir de tu cabeza.
• Una fotografía o un cuadro en los que imaginar el futuro o el pasado del momento plasmado…
Cómo empezar a escribir
Encuentra el momento ideal de tu jornada y el lugar que te relaje y en el que puedas concentrarte mejor. Es clave para que fluyan las historias. Y no esperes a que te llegue la inspiración, has de salir a buscarla. Y que te pille trabajando.
Obviando el asunto técnico (ordenador o libreta, bolígrafo o teclado), anota en una hoja aparte los elementos con los que vas a manejarte al crear la historia (lugares, personajes, escenas…) y las ideas que te vayan surgiendo. De todos ellos podrás tirar cuando te atasques.
A mí me gusta avanzar sin saber cómo terminará la narración, pero quizá te guste conocer de antemano el desenlace. Eso depende de lo que te sea más fácil.
Cómo terminar tu historia
Una buena historia debe dejar un regusto dulce (o amargo), así que tienes que terminarla en lo más alto, con las tramas resueltas y la sensación de que no podía finalizar mejor de otra manera. El protagonista debe culminar su arco narrativo de una forma lógica, nada de un Deus ex machina sacado de la manga e incongruente con el resto de la narración.

Corregir para mejorar la historia
Aquí viene la parte más pesada para algunos escritores, pero fundamental si pretendes mejorar en el arte de contar historias: la fase de la corrección. En ella debes eliminar cualquier elemento que no sea necesario para la claridad de la historia (sobre todo si se trata de un relato corto) y modificar los párrafos que sean susceptibles de mejorar.
Que no te dé miedo a usar la tijera de podar ni a cargarte gran parte de lo escrito. En algunos casos es mejor romper el borrador y comenzar de cero. Tu historia te lo agradecerá. Y podrás practicar tus habilidades como jugador de baloncesto con la papelera del rincón.
Evidentemente, en esta fase debes subsanar las erratas y faltas de ortografía que se te hayan escapado con la escritura inicial.
Una vez que has corregido la historia, déjala reposar unos días y vuelve a corregirla. Te sorprenderás de los detalles que aún pueden enriquecerla.
Un truco es leer en voz alta el texto. Detectarás mejor las erratas.
Publicar tu historia
Si tu sueño es publicar y la historia iba a destinada a ello, ha llegado el momento de enviarla a editoriales tradicionales o de autopublicarla en una plataforma de edición digital tipo Amazon (recuerda registrarla antes). Las tecnologías proporcionan hoy en día multitud de soluciones para ello.
También puedes guardarla en un cajón si el objetivo al escribirla era la satisfacción de teclear FIN o el conocimiento de alguien o de algo concreto. Quién sabe lo que la deparará en el futuro.
En Carmela somos especialistas en contar la historia que conecte tu proyecto con los clientes. El formato es el vídeo, pero la historia nace en el papel hasta dar con la mejor forma de emocionar. ¿Te ayudamos?