Una imagen vale más que mil palabras. ¿A que nunca lo habías oído? Creo que, junto a «tenemos que hablar», «llévate una chaquetita por si refresca» y «otra vez ha subido la factura de la luz» son las frases que más veces se escuchan a lo largo de una vida. Pues si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, a una marca le vendría muy bien saber cómo contar una historia con imágenes. Y de eso trata este artículo.
A nadie se le escapa que la imagen está cobrando cada vez más protagonismo a la hora de comunicar. En las redes sociales, las fotografías, las infografías o los vídeos de corta duración son los reyes. En los grupos de whatsapp, los memes corren como la pólvora (el humor es una forma perfecta para comunicar algo). Las plataformas de streaming crecen como la setas tras un día de lluvia. Todos quieren apuntarse al carro: Netflix, Apple, Amazon, HBO, Disney…
Cómo contar una historia con imágenes
Lo primero es escribir la historia. La improvisación está muy bien, pero llegar a la sesión de fotos o a la de grabación sin un guion previo complicará mucho la aventura o, directamente, la frustrará.
Una vez que tengamos la historia escrita, debemos buscar un escenario que se adapte a la ambientación de la misma. Aquí vale complicarse todo lo que queramos siempre que el presupuesto lo permita: un piso en Chamberí, las Cataratas del Niágara o un paseo por la Luna.
Para definir a los personajes, hay que caracterizar muy bien a los actores o realizar un casting que se ajuste exactamente a la historia que hemos inventado para la marca. A los actores o actrices también hay que darles un contexto y el background del tipo al que van a interpretar.
Utiliza símbolos para mejorar la historia. Pueden ser universales o creados específicamente para ella. Un par de ejemplos de los primeros serían la imagen de unos pies sobre el suelo o una paloma blanca volando. En cuanto a los segundos, podría ser un juguete de la infancia, o un tic que el protagonista ejecuta cuando se enamora.
La estética es algo fundamental a la hora de plantearse una historia con imágenes. Jugar con la luz y las sombras, filtros en el retoque posterior, la mano del autor (fotógrafo o director)… Todo ello contribuye a que el producto brille más.
En el retoque digital o revelado fotográfico es donde redondeamos nuestra historia. No hace falta que sea un proyecto de George Lucas o de Christopher Nolan para entrar en el laboratorio y añadir algún efecto al vídeo o mejorar la textura de la imagen. También es aquí donde elegimos la o las fotografías y el orden en el que compondrán nuestra historia.
Consejo final: incluir el humor o algún giro de guion ayuda a que la historia impacte más en el consumidor.
Dónde podemos usar las historias contadas con imágenes
• En un perfil de Instagram. Tanto en el muro (vídeo o fotografías) como en las Stories o en los Reels.
• En una web de la empresa, haciendo más atractiva la home o apoyando la comunicación de la marca. Un vídeo o una serie de imágenes funcionan igual de bien.
• En un perfil de Facebook. En el muro, en las stories o en una campaña de Facebook Ads.
• En un anuncio clásico de televisión.
• En un libro de empresa. Contar la historia de la compañía o de un proyecto en un puñado de fotografías puede ser una gran idea.
• En un espectáculo teatral o en un concierto. Serían esas imágenes que acompañan a los artistas contando su trayectoria.
• En un cartel de cine. Debemos sintetizar en una imagen la película.
• En un disco. Mismo caso que con el cartel.
Si has llegado a esta página, ya sabrás (y si no te lo contamos ahora) que en Carmela nos dedicamos a crear grandes historias para formatos pequeños o grandes, a generar contenidos visuales que conecten a los consumidores con las marcas de una forma natural, a impactar con imágenes (y con historias) en las retinas de los usuarios.